Cicatrices de Guerra

¿Has vivido experiencias tan fuertes en tu vida que te cuesta trabajo superarlas?

¿Momentos que el sólo recordarlos revive sentimientos de miedo, ansiedad e incertidumbre?

¿Etapas en tu matrimonio que fueron tan difíciles donde quedaron heridas sin sanar?

¿Momentos que desearías poder borrar?

Sin duda yo creo que todos como personas hemos vivido, estamos viviendo o en algún punto de nuestra vida nos tocará enfrentar retos difíciles para los cuales no tenemos explicación alguna. Momentos donde nos preguntamos ¿por qué a mi?, ¿por qué a nosotros?. Donde no hay una razón lógica que podemos responder y que seguir buscando la respuesta sólo hace más profunda la herida y retrasa nuestro tiempo para sanar y salir adelante.

Gabriel y yo hemos tenido pláticas donde los padres nos preguntan por qué su hijo tuvo que partir antes de tiempo o por qué tiene una enfermedad que lo deteriora día a día, parejas que se han lastimado tanto que creen imposible poder olvidar lo sucedido y poder restaurar su relación, mujeres y hombres que se arrepienten de haber cometido infidelidad o de haber sido violetos.

Cuando nos preguntan si algún día dejarán de sentir lo que sienten hoy, nuestra respuesta se resume a “Cicatrices de Guerra”.

La vida es como una aventura donde debemos aprender a disfrutarla y cumplir con el propósito por el cual despertamos cada día, sin embargo la realidad es que no sabemos cuando será el día en que la aventura llegue a su fin, nadie tenemos el tiempo asegurado. Durante esta aventura nos toca vivir momentos increíbles, llenos de alegría y felicidad; pero por otro lado de repente llegan esos momentos amargos inesperados (noticias que cambiarán tu vida, una muerte, una separación, una enfermedad, no poder embarazarte, violencia verbal o física, infidelidad o traición, entre otras que podríamos mencionar) momentos que son como una ola gigantesca del mar que nos azota y sentimos que nos ahogamos, y cuando queremos salir a veces llega otra ola y luego otra ola, y ya no vemos la salida. Y cuando finalmente logramos salir de ese momento tan difícil, salimos con heridas profundas.

Definitivamente no tenemos explicación alguna de por qué suceden cosas tan duras en la vida, hemos llegado a la conclusión que esas heridas nunca las podremos borrar, no hay manera de ir al pasado y evitar que sucedan o de eliminar esos recuerdos o experiencias, sin embargo aprendimos que una herida no importa lo profunda y difícil que sea, con el deseo de salir adelante se puede convertir en una “Cicatriz de Guerra”. Una cicatriz que nos recuerda la batalla que vencimos, que nos hizo más fuerte, donde descubrimos capacidades en nosotros que no hubieran salido de alguna otra forma, cicatrices que nos han enseñado más que cualquier diplomado, que nos ayudaron a establecer las verdaderas prioridades de nuestra vida, cicatrices que nos servirán de guía para no pasar por los mismos errores una y otra vez y poder apoyar y aconsejar a personas que pasarán por esas experiencias en un futuro; cicatrices que si aprendemos a perdonar y a sanar harán más fuerte nuestras relaciones, entre ellas nuestro matrimonio.

Durante la vida seguro acumularemos algunas cicatrices (esperamos que sean pocas), pero sin duda son estas cicatrices las que cuentan gran parte de la aventura de nuestra vida.