En el caso de las relaciones y matrimonios comparar es una práctica que solo trae heridas, desconfianza y separación entre la pareja.
Muchas veces lo hacemos inconscientemente pero muchas otras lo hacemos de manera intencional y con el fin de menospreciar a nuestra pareja.
Cuando comenzamos nuestro matrimonio Gabriel y yo tropezamos en esta área varias veces y logramos detectar 4 tipos de comparaciones que dañan nuestra relación:
1. Comparar a tu pareja al resto de hombres o mujeres. Muchas veces traemos conceptos y prejuicios de cómo son la mayoría de los hombres o de las mujeres. Generalizamos cualidades y características que suponemos deben tener por su género. Algunos ejemplos: “Todas las mujeres le cocinan a sus esposos”, “todas las mujeres son platicadoras y sociables”, “a todos los hombres les gustan los deportes”, “todos los hombres siempre tienen deseos de tener intimidad”.
Aunque existen tendencias en el comportamiento de todos los hombres o mujeres, tenemos que estar abiertos a que nuestra pareja puede ser diferente y eso no lo hace mejor o peor.
2. Comparar a tu pareja con tu papá o mamá. Nuestros padres son el ejemplo o modelo que tuvimos durante gran parte de nuestra vida, y por eso muchas veces caemos en comparar a nuestra pareja con ellos. Por ejemplo “mi mama siempre me tenía mi ropa doblada o colgada de cierta manera”, “mi mamá nunca salía de la casa en la tarde con sus amigas”, “mi papá siempre se encargaba de pagar las cuentas”, “mi papá era el responsable de arreglar todos los detalles que se descomponían de la casa”.
Aunque a tus papás les pudo funcionar muy bien esa manera, no quiere decir que es la mejor y sobretodo la única manera de hacer las cosas.
3. Comparar a tu pareja con parejas anteriores. Esta es una de las comparaciones a la que más recurrimos, ya que es la experiencia personal que tenemos, y muchas veces la que más daño le hace a nuestra pareja. Tenemos que aceptar a nuestra pareja como es y no querer que el o ella tengan lo mejor de relaciones pasadas, ya que eso no es posible y sería poner expectativas irreales. Centra tu atención en valorar las virtudes de tu pareja y busquen día a día como mejorar aquellas áreas de oportunidad.
4. Comparar tu relación con otras relaciones o matrimonios. A veces idealizamos o ponemos en pedestal a matrimonios que aparentan estar muy bien, sin embargo no sabemos la realidad que viven en su día y sobretodo el esfuerzo y las pruebas que han tenido que pasar para llegar a tener una relación como la que tienen hoy en día. Cada matrimonio y relación es única, lo que le funciona a uno no precisamente es lo que le funciona a otro.
Esperamos que como a Gabriel y a mí nos sirvió detectar esta área a tiempo, tu y tu pareja aprendan a disfrutar su matrimonio sin comparaciones.